Via: bippityboppityboo
“Siempre he planificado bien las cosas. Me gustan las listas y las
plantillas, las notas
con lo que tengo que hacer y los
objetivos. Soy muy buena emprendiendo, pero, sinceramente, también me aburro
con facilidad y pierdo el interés cuando la emoción inicial se pasa.
No he tenido el privilegio de poder aburrirme del cáncer. No es algo que
puedas dejar sin más si no te apetece ese día. No existe un botón que puedas
apagar de un día para otro. Al menos, no para mí. Desde mi primer día como
paciente de cáncer he asistido a
todas las pruebas, citas
y consultas. He probado todos los tratamientos posibles,
desde las terapias médicas habituales hasta el requesón con aceite, la
acupuntura y el zumo de col. El cáncer se ha convertido en nuestra vida.
Vacaciones, cortes de pelo, clases de helicóptero… Todo ha
estado planeado en torno a fines de semana buenos o malos
por la quimioterapia. Danny y Lu, inocentes e inconscientes espectadores, han
pasado su infancia protegidos, pero también dictados por mis diversos
regímenes. Esto es lo único que han llegado a saber, pero espero que se las
apañen para seguir siendo unos niños tan buenos, satisfechos y amados.
La inocencia de la que les hemos protegido se ha tenido que manifestar
ahora.
Después de mi cumpleaños, empecé a sentirme indispuesta. Fuimos al
hospital que lleva mi seguimiento. Por desgracia, al hacerme un
nuevo escáner, los resultados fueron devastadores. Ya no contábamos con el plan
de acción mes a mes con un par de meses de regalo al final. Me dieron unos días
de vida, con suerte un par de semanas. Se suponía que no podía irme del
hospital, pero, de algún modo, me las arreglé para salir de ahí en el último
momento y volver a casa a pasar el poco tiempo que me queda con mis queridos
hijos y marido.
Mientras escribo esto, estoy sentada en el sofá, relativamente
sin dolor, y ocupada con mis pequeños proyectos, arreglando el
funeral y vendiendo mi coche. Cada mañana nos despertamos agradecidos porque
puedo achuchar y besar a mis bebés.
Cuando leáis esto, yo ya no estaré aquí. Rich estará intentando mantenerse
en pie, intentando comprender algún día en algún momento que yo no volveré a
despertarme a su lado. Me verá en sueños, pero con la brutal luz de la mañana
descubrirá que la
cama está vacía. Sacará dos tazas del
armario, pero se dará cuenta de que sólo tiene que preparar un café. Lucy
pedirá que alguien le alcance la caja de los coleteros, pero no habrá nadie que
le trence el pelo. Danny habrá perdido uno de sus policías Lego, pero nadie
sabrá exactamente ni dónde está ni dónde buscarlo. Vosotros iréis a ver la última actualización del blog, pero no habrá ninguna más. Éste
es el último capítulo.
De este modo, voy dejando un agujero injusto, cruel y sin sentido, no sólo
en Halliford Road, sino en todas las casas, pensamientos y recuerdos de otros
seres queridos, amigos y familias. Lo siento mucho. Me encantaría estar con
vosotros, riendo, probando un nuevo alimento milagroso, diciendo tonterías de
las mías. Tengo mucha vida por vivir, pero sé que no podré. Quiero estar
presente para mis amigos y saber cómo les va la vida, quiero ver a mis hijos
crecer, y quiero hacerme vieja y gruñona con Rich. Pero todas estas cosas se me
niegan.
No obstante, a vosotros no os las están negando. Así que, en mi ausencia,
por favor, por favor, disfrutad de la vida. Cogedla con las dos manos,
agarradla, agitadla y creed en ella cada instante. Adorad a vuestros hijos. No
tenéis ni idea de lo privilegiados que sois por poder gritarles cada mañana
para que se den prisa y se laven los dientes.
Abrazad a esa persona que queréis y si no os devuelve el abrazo,
encontrad a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser
querido. No aceptéis menos. Buscad un trabajo que os guste, pero no os hagáis
esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá “ojalá hubiera trabajado
más”.
Bailad, reíros y comed con amigos.
Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección
que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo
sanguíneo. Elegid sabiamente a vuestros amigos y queredlos con todo vuestro
amor.
Rodeaos de cosas bonitas. En
la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; buscad ese arcoíris y enmarcadlo.
Hay belleza en todo. A veces sólo hay
que esforzarse un poco más para verlo.
Esto es todo por mi parte.
Muchas gracias por el amor
y la simpatía que me habéis mostrado con pequeños gestos en los últimos 36
años. Desde las niñas que, con seis años, me empujaron a las ortigas, hasta los
viudos que en la última semana me han contado lo que sus mujeres hicieron para
preparar a sus hijos y a todo el mundo. Ellos, y todos vosotros, me habéis
ayudado de alguna forma a convertirme en la persona que he sido.
Por favor, haced que todo este amor por mí pase ahora a Rich, a mis hijos, a
mi familia y a mis amigos íntimos. Y cuando cerréis las cortinas esta noche,
buscad una estrella: seré yo, mirando
hacia abajo, con
una piña colada y una caja de bombones (de los caros) en la mano.
Buenas noches.
Se despide,
Charley xxx"
Este es el último y conmovedor artículo que escribía
Charlotte Kitley, bloguera
del periódico The Huffington Post. Mientras lo leía no he podido evitar
emocionarme. La vida es un regalo, y vida sólo hay una. Disfrutemos mientras
podamos.
P.d: Quered mucho, quered sin miedo.